Un negocio llamado religión..! – Observador de Pakistán

Recuerdo que me invitaron a una cena en la que un orador religioso internacional habló sobre un tema que me di cuenta de que era de mucho interés para la audiencia, ya que había una gran multitud allí. «¿Qué haces Bob?» preguntó justo después de la reunión. «¡Escribo!» Yo dije.

“¡Si lo haces, entonces deberías conocer a este famoso periodista indio que me acaban de presentar! ¡Ven conmigo! » Fui con él deseoso de conocer a alguien que también estuviera involucrado en el negocio de los periódicos, pero me decepcionó mucho cuando me presentó al ‘famoso’ periodista indio. «Ah, aquí está, les presento a Bob», dijo el amable orador, «¡Voy a dejarlos solos para que discutan su escritura!» «¿Para qué periódicos escribes?» Yo pregunté.

«¿Periódicos?» —Sí —dije—, ¡me dijeron que eras un periodista famoso! «¿Quién te dijo eso?» preguntó furtivamente. «¡El orador de hoy!» Yo dije. «Escribo para algunas revistas de la iglesia», dijo, «¡Soy autónomo!» Le deseé lo mejor y me alejé, dándome cuenta de lo que debió haber ocurrido, cuando el pobre orador debió ser abordado por este estimado caballero y contó su incursión en la prensa nacional.

Las tarjetas deben haber sido intercambiadas y estoy seguro de que dos cosas deben haber sucedido ahora, o una docena de invitaciones a cenar, o los fondos para continuar sus escritos deben haber cambiado de manos. Asimismo, veo en tales reuniones a muchos otros que han hecho de la religión un negocio. Estoy de acuerdo en que se necesita dinero y sustento para mantener encendidos los incendios domésticos de mis hermanos, pero ¿cuál es el resultado, señor? El trabajo real de promover el evangelio, de hablar acerca de Jesús a nuestros millones, lo realizan personas que no piden nada y cuyas necesidades son satisfechas por un Dios muy proveedor.

No es muy difícil recaudar dinero de iglesias en el extranjero. Reúna algunas fotos de niños hambrientos, instantáneas de refugios destartalados y dinero a raudales. «¡Cómo podemos comer tan bien y vivir nuestras vidas contentas con los pobres de su país», suspiran y envían sus dólares, que ayudan a muchos de estos ‘hombres de negocios’ a enviar a sus hijos a la escuela oa la universidad en el extranjero! Ah, sí, hay quienes trabajan de verdad, pero están olvidados, no tienen dinero ni ropa para asistir a estas cenas tan elegantes.

Trabajan diligentemente y ven cómo sus mansiones en el cielo toman forma lentamente mientras estos otros obtienen fondos extranjeros, venden ilegalmente terrenos y propiedades de la iglesia, o viven en hoteles de 5 estrellas pagados por donantes desprevenidos, mientras distribuyen libros religiosos, construyen los suyos aquí en la tierra a través de ¡un negocio llamado religión! ¡Esas mansiones en la tierra serán inútiles una vez que entren en el ataúd! Recuerde, solo hay una mención de Jesús perdiendo los estribos, y fue cuando vio que se estaban haciendo negocios, usando el templo de Su Padre, ¿verdad?

Deja un comentario