El Papa Francisco declaró el domingo 35 nuevos santos, casi todos ellos mártires extraídos de la sangrienta historia de la expansión del catolicismo en América Latina.

Ante una multitud de unas 35.000 personas en la plaza de San Pedro, el pontífice llevó a cabo el rito de canonización de 30 mártires masacrados en Brasil en el siglo XVII.
Los dos sacerdotes y 28 laicos fueron masacrados por calvinistas holandeses e indígenas en 1645, y en algunos casos se les arrancó el corazón del pecho tras ser torturados y mutilados.
La difusión del catolicismo en el sur de Brasil comenzó a finales del siglo XVI con los misioneros jesuitas y los sacerdotes de Portugal, pero la llegada de los calvinistas en las décadas siguientes supuso la persecución de los católicos.
Entre los nuevos santos figuran también tres adolescentes asesinados en el México del siglo XVI por abrazar el catolicismo. Uno de ellos, que había intentado convertir a su padre, fue asesinado a golpes por éste.
Los otros dos canonizados fueron un sacerdote español que dedicó su vida al estudio de las plantas terapéuticas en el siglo XIX, y un sacerdote italiano que murió en el siglo XVIII tras pasar su vida recorriendo el extremo sur de su país.
Ninguno de estos hombres es considerado mártir por la Iglesia Católica.
«Los santos que fueron canonizados hoy, y especialmente los numerosos mártires, señalan el camino», dijo el Papa Francisco el domingo. «No dijeron un ‘sí’ fugaz al amor, dijeron ‘sí’ con su vida y hasta el final».
Francisco se ha pronunciado con frecuencia contra la persecución de los cristianos, especialmente de los que son objeto en Oriente Medio.
El Papa también anunció que iba a convocar una asamblea mundial de obispos que se dedicaría a la región amazónica, con énfasis en los pueblos indígenas.
Dijo que el objetivo era encontrar nuevas formas de evangelizar en esa región, señalando que los pueblos indígenas son «a menudo olvidados» y se enfrentan a un futuro incierto debido a la deforestación en el Amazonas.