
El Papa, al tiempo que instó a la Iglesia a reconocer sólo el matrimonio entre hombres y mujeres, advirtió que «no podemos ser «jueces que simplemente rechazan, rechazan y excluyen».
Tiziana FABI
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El Papa Francisco inauguró el miércoles un importante congreso sobre el futuro de la Iglesia católica, marcado por tensiones con los conservadores por cuestiones como el tratamiento del divorcio y los creyentes LGBTQ.
La reunión del Sínodo de los Obispos se llevará a cabo durante cuatro semanas en Roma, luego de una consulta global sin precedentes de dos años de duración que abordará temas como las mujeres diáconos y el sacerdocio.
Pero incluso antes de que comenzara el proceso, cinco clérigos conservadores pidieron públicamente a Francisco que reafirmara la doctrina católica sobre el trato a las parejas del mismo sexo y el nombramiento de mujeres.
Su pregunta, titulada «Sospecha», fue acompañada por una carta abierta a sus seguidores advirtiendo sobre el riesgo de «confusión» y «error» en medio de críticas de que la pregunta planteada a través del proceso del Sínodo puede confundir a muchos católicos.
En una respuesta disponible públicamente el lunes, el sacerdote de 86 años pareció sugerir una manera de que el clero sea bendecido por el clero, algo que no está reconocido por la Santa Sede, pero que se aplica en países como Alemania y Bélgica.
Al tiempo que insiste en que la Iglesia sólo reconozca el matrimonio entre un hombre y una mujer, el Papa ha dicho: «No podemos «un juez que simplemente se niega y no incluye».
«El pastor debe ser lo suficientemente cuidadoso para comprender si existe alguna forma de bendición solicitada por una o más personas que no refleje el concepto erróneo del matrimonio», escribió.
La XVI Asamblea General Ordinaria se inaugurará a las 09H00 (07H00 GMT) del miércoles con una celebración en la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano administrada por el Papa, que luego pronunciará un discurso la tarde previa al debate, inicio oficial.
Desde que asumió el cargo en 2013, Francisco ha trabajado para reformar el gobierno de la Iglesia, que aspira a ser menos degradado y más cercano a los fieles, aunque sus esfuerzos se han topado con intensas luchas internas.
Por primera vez en la historia de la Iglesia, monjas y laicos asistirán a los consejos de la Asamblea General y podrán votar.
Un observador que informó a la Santa Sede, que pidió no ser identificado, dijo que su participación haría más eficientes los procesos sinodales.
«Para un sacerdote, tener una cultura religiosa con un sacerdote ya no será eficaz. No se contentará con buenas palabras, hay exigencia de procedimientos, voluntad de cambiar la eficiencia». Dígaselo a la AFP.
«En este sentido, Francisco está traspasando los límites, y por eso tanta gente tiene miedo».
La segunda sesión del parlamento está prevista para octubre de 2024, lo que significa que no se espera una decisión definitiva en el corto plazo.
Pero las expectativas son altas, al igual que las preocupaciones, y las consultas hasta ahora ponen de relieve diferencias de opinión entre la Iglesia Nacional y entre ésta y el Vaticano.
El Papa Francisco advirtió el sábado sobre la necesidad de que los católicos «caminen juntos», pidiendo que el Sínodo esté por encima del «debate ideológico y polaco».